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Familias necesitadas.

4 diciembre 2015

Querido/a necesitado/a:

En estos días estarás recibiendo los alimentos y otros bienes de consumo que te harán llegar desde los bancos de alimentos. Ya se que te emocionarás y agradecerás a la sociedad en general su solidaridad y su trabajo voluntario para que tus hijos puedan tener un plato de comida que llevarse a la boca. Te escribo para pedirte que no me incluyas en tus agradecimientos.

Yo no he participado en ninguna campaña para llenar los bancos de alimentos.

Y no es que no pueda, es que no quise. Y si me lo permites te voy a explicar mis razones.

En primer lugar no creo en la caridad. Creo en una sociedad solidaria con el que lo necesite, pero sobre todo en una sociedad que busque que no haya necesitados, o que los casos de necesidad sean puntuales y con un límite temporal. Tengo la certeza que en los últimos años han conseguido crear una bolsa de ciudadanos excluídos a los que se les negará toda posibilidad de futuro. Lamento decirte que tú, y tus hijas estáis dentro de ese grupo. Y el que te da arroz y comida para que puedas agradecérselo está negándote un futuro mejor y una oportunidad para tus hijos. Te dan caridad para que lo agradezcas, para que te sientas obligado y pienses que menos mal que a tu alrededor hay gente muy generosa que te compra unas conservas sin pedirte nada a cambio. Yo creo en la solidaridad. No me tienes que agradecer nada porque creo que debe existir una justicia social que no permita que tu no tengas nada para darle de comer a tus hijos y que los hijos de tu vecina lleven en los pies zapatos de 180 euros.

En segundo lugar no me interesa hacer cuadrar el balance contable de empresas como Carrefour o Mercadona. Dan una gran publicidad a la campaña de recogida de alimentos para que cuando hagamos nuestra compra compremos algo más para tí, necesitado o necesitada. El resto del año tiran a la basura toneladas alimentos que no se han vendido en su momento en lugar de cederlos a las cocinas económicas, pero ese día ponen sus cajas en la puerta para que no nos olvidemos de ser caritativos con los que no tienen nada. Pero nada dicen de los beneficios que obtienen en forma de incentivos y desgravaciones fiscales, por no hablar de la tan cacareada responsabilidad social corporativa que les sirve para hablar más de sus buenas acciones que de sus malas prácticas.

En tercer lugar no quiero colaborar con el Opus Dei. Los directores de la mayoría de los bancos de alimentos españoles pertenecen a esta secta católica y su lema es beneficiar y promocionar a los suyos y repartir las migajas entre los más necesitados para que la ciudadanía crea que somos una sociedad justa y solidaria. Confío más en otras entidades que hacen la misma función pero con menos publicidad, y sobre todo con menos apoyo del gobierno y de las grandes multinacionales que controlan la distribución de alimentos.

Por último no se lo que pensarías tú, pero a mí me resultó terriblemente bochornoso que unos voluntarios me pidiesen un kilo de arroz para los que lo pasan mal y a la vez en todos los centros comerciales del país se nos invitase a comprar sin control para aprovechas las grandes ofertas del black friday. Tengo la impresión de que la gran recogida de alimentos fue a final de noviembre para poder limpiar nuestra conciencia antes de dedicarnos a gastar lo que no tenemos para las fiestas navideñas. No puede ser que en las emisoras de radio y en las televisiones los anuncios en los que se pedía que ayudásemos a los que menos tienen se mezclasen con el “compra compra compra aunque no lo necesites” de las mismas multinacionales que lo controlan todo.

Por eso no he participado en la recogida de alimentos para la FESBAL. Se perfectamente que todas estas explicaciones de persona acomodada te parecerán ridículas y hasta ofensivas si lo que tienes en tu casa es una nevera con un paquete de salchichas para cuatro. Alguna vez también yo estuve sentado a tu mesa y vi la impotencia que tu sientes en el rostro de mi madre. Pero no quiero darte caridad, no la necesitas. No quiero que me digan que hay mucha necesidad entre mis vecinos y que debo colaborar con lo que pueda, como me decía hace unos días uno de la Cruz Roja. Lo que yo quiero es que la ciudadanía practique la acción directa y anónima. Cada uno de nosotros puede cambiar las cosas y ayudar al vecino que lo está pasando mal sin que tenga que venir el del Carrefour o los de Antena 3 a darnos lecciones de nada. Estoy seguro que en nuestros barrios hay mucha gente dispuesta a ayudar solidariamente sin que sean necesarias grandes campañas publicitarias. Simplemente es cuestión de salir y encontrarnos.

 

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