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Cuando regresé, la mediocridad todavía estaba aquí.

6 abril 2017

Cuando regresé, la mediocridad todavía estaba aquí.

Perdonen que me ponga en plan Monterroso, pero después de muchos meses negándome a estar informado sobre lo que pasa por el pueblo descubro que nada ha cambiado. Los políticos se dedican a hablar de sus cosas y las gentes a ver estúpidos programas de televisión o a llenar los bares para ver el fútbol.

El mundo se nos ha escapado. Por delante y por detrás, por arriba y por abajo.

Hay una parte del mundo que está en otra era, que está metida en la nanotecnología, en la robótica, en la creación de nuevos compuestos que nos permitan avanzar por el espacio, que nuevas formas de obtener energía, de aprovechar los recursos. Hay, como diría Machado, un pueblo que piensa y trabaja.

Pero los políticos y los periodistas no. Ellos siguen en sus cosas, en sus disputas, en crear estados de opinión sobre temas que ya nos aburren, que nos sabemos de memoria. Sabemos que robaron, que tenían frutas podridas entre ellos, que fue el exceso de confianza o es desconocimiento de todo lo que facilitó que algunos convirtieran el dinero público en patrimonio personal a la pasmosa velocidad del rayo.

Eso lo sabemos, y lo que queremos, lo que verdaderamente nos podría interesar es que devolvieran la pasta, que no fuese un millonario el que tuviera que hacer caridad con los pobres (como hace doscientos años) sino que las fortunas de los que se enriquecieron a golpe de estafa volviesen a nosotros. A mi poco me importa que en el Congreso se insulten y hagan sus juegos retóricos o sus demostraciones de conocimientos inútiles. Eso tiene tanta repercusión en mi vida diaria como los resultados de la jornada deportiva. Lo que realmente puede mejorar mi bienestar y adecentar el vecindario es que establezcan mecanismos para que aparezca el dinero. No basta con imputados, investigados, condenados, encarcelados… hay que traer el dinero a casa, organizar una especie de Salvar al soldado Ryan para poder recuperar los millones (que tampoco tengo muy claro si tantos millones tenían las arcas públicas).

Pero sin embargo en lo que se preocupa la clase política y los medios de comunicación es en investigar la corrupción, en proteger los derechos civiles en Venezuela, en Gibraltar… Y mientras tanto el mundo avanza, sigue escapándose y no parece que nadie piense en hablar de nuevas tecnologías en las aulas, en adaptar las universidades a los nuevos tiempos, en convertirse en un productor mundial de energía renovable, en potenciar la investigación a largo plazo creando inquietudes en las niñas de infantil…

Hubo un tiempo en el que algo se estaba moviendo. Gentes en las plazas reclamaban nuevas formas y nuevos caminos. Todo iba a cambiar, y casi todo sigue igual. Al final tendremos que hacerlo nosotros mismos. Tendremos que decidir ahora lo que queremos ser de mayores, o cuando nos despertemos la mediocridad seguirá aquí.

 

 

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From → Aquí y ahora.

One Comment
  1. Lento viene el futuro, lento, pero viene… Así en plan Benedetti. Al final verás como todo eso no serán más que anécdotas. Y tienes razón, ya no hay gente en las plazas reclamando nuevas formas y nuevos caminos (creo que eran instrumentos desechables). Las nuevas formas y caminos ya llegan, y lo dices al principio: La ciencia que se está haciendo.

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